jueves, 16 de abril de 2020

El Gobierno, la oposición y la gestión del Coronavirus.

A lo largo de toda esta crisis del coronavirus que empezó hace poco más de un mes (aunque parezca que llevemos años encerrados) los ataques al Gobierno por parte de la oposición, el nacionalismo catalán, la derecha mediática y el ejército de afines (bots o no) en RRSS están siendo absolutamente desproporcionados. Se acusa al Gobierno poco menos que de un genocidio organizado (no exagero, Macarena Olona, de Vox, ha dicho que el gobierno ya tiene la ley de eutanasia que quería, refiriéndose a las residencias de ancianos), de asesinar conscientemente a españoles por no se sabe qué oscuros motivos, y no tiene ninguna pinta de que la cosa vaya a bajar el tono, más bien al contrario.

Uno de los principales daños colaterales de todo este fango es que la crítica razonable y razonada a la gestión del Gobierno (que pretenda ser constructiva y que haga la función, imprescindible en cualquier democracia, de control al gobierno) queda completamente sepultada entre todo este inmundo fango. Trato de pensar en alguien que esté ejerciendo esta función, y sólo, y tímidamente, pienso en Ciudadanos, que parece haberse dado cuenta de con qué socios está gobernando ayuntamientos y comunidades autónomas tarde y mal.

El Gobierno ha cometido muchos errores durante esta crisis. Algunos de esos errores los sabemos, otros los intuimos y otros los sabremos más adelante. Ha habido problemas de coordinación, de comunicación, de falta de recursos materiales, de pedidos que nunca llegaron o llegaron mal... Todos estos errores son igualmente achacables a las comunidades autónomas que tenían las competencias de sanidad y de las residencias de ancianos. Y no parece que sea, además, un problema exclusivamente español, pues han llegado noticias de casos parecidos de Alemania, Italia, Francia, Reino Unido, EE.UU... Esto nos ha cogido a contrapié a todos. Habrá tiempo de volver sobre todos esos errores, analizarlos y exigir las responsabilidades correspondientes, pero ahora mismo el barco hace aguas y la prioridad es llevarlo a puerto.

Hay una acusación, quizá la más repetida, en la que sí conviene detenerse. El 8M: ¿Sabía el Gobierno lo que se venía encima y aún así mantuvo la manifestación del 8M por motivos partidistas? Y aquí, en mi opinión, es donde entran en juego con mucha claridad nuestros sesgos personales. Si este gobierno te parece la encarnación de todos los males, les creerás capaces de eso y mucho más. Si, en cambio, sientes cierta afinidad por él, tenderás más a creer que el Gobierno nunca pondría en riesgo la salud de la población por un acto político. Ese día y los días anteriores, se celebraron numerosos actos multitudinarios: partidos de fútbol (incluido un Madrid-Barça, con toda la gente que mueve, y un Atalanta-Valencia, considerado una bomba biológica), el mitin de Vox en Vistalegre (donde después supimos que varios de sus asistentes estaban contagiados), la manifestación independentista de Perpiñán, más cines, teatros, conciertos, bares... Pero sólo en uno de esos actos el Gobierno tenía un interés particular, la manifestación del 8M, a la que asistió casi en pleno (aunque también hubo miembros de otros partidos) y por lo tanto, es normal que sea ese acto el centro de las sospechas. Para tratar de sortear en lo posible los sesgos antes mencionados, pongámonos en lo peor. Supongamos que el Gobierno estaba más interesado en autopromocionarse que en salvaguardar la salud (y la economía) de los españoles. ¿Cómo se conjuga eso con saber lo que venía y haber permitido la manifestación? ¿En qué les beneficiaba políticamente? No va a haber otro asunto en esta legislatura que el coronavirus y sus consecuencias sociales y económicas. Nadie va a votar o dejar de votar a un partido por su presencia o no el 8M. El legado de Sánchez y su gobierno será la gestión de la peor crisis sanitaria en Europa desde la IIGM. Queda, desgraciadamente, mucho tiempo para que podamos poner nota a esa gestión. Esto no ha hecho más que empezar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario